Había una vez un chico en Rosario, Argentina, que soñaba con jugar al fútbol en los grandes estadios del mundo. Su nombre era, aunque en casa lo llamaban simplemente Leo. Tenía un talento especial, un toque diferente. Pero también tenía un problema: era muy pequeño para su edad. A los 11 años, le diagnosticaron una deficiencia en la hormona del crecimiento.

En Rosario, el tratamiento era caro, y su familia luchaba cada día para poder mantenerlo. Pero Leo no se quejaba. Solo quería jugar. Siempre con una pelota cerca. En la calle, en el parque, en la cocina, en la escuela… la pelota era su mejor amiga.

Fue entonces cuando el FC Barcelona apareció en su vida como un milagro. Un cazatalentos lo vio en Argentina, y en 2000, con apenas 13 años, Leo viajó a España con su padre. Allí, en una servilleta, Carles Rexach, el entonces director deportivo del Barça, escribió el primer “contrato” que cambiaría la historia del fútbol para siempre.

Pero no todo fue fácil después de eso.

Los primeros meses enLa Masía, la cantera del Barça, fueron duros. Messi era tímido. No hablaba mucho. Extrañaba a su mamá, a sus hermanos, a su país. Muchos entrenadores y directivos empezaron a dudar de si valía la pena apostar por él. Había talento, sí, pero también muchas incertidumbres: ¿soportaría el ritmo europeo? ¿Crecería lo suficiente? ¿Se adaptaría?

En2003, el club vivía momentos difíciles. No ganaban títulos, la presión era inmensa, y en las oficinas del Camp Nou se hablaba de recortes en la cantera. Uno de los nombres en la lista para serliberado era, sorprendentemente, el de Leo Messi.

>Sí. Barcelona iba a despedir a Messi.

Una mañana, mientras Messi entrenaba en silencio en un campo secundario de La Masía, dos dirigentes caminaban por la banda, revisando una lista de jugadores.

—Este chico Messi… el argentino —dijo uno—. Sigue siendo muy débil. Apenas juega con los mayores.

—Además, su tratamiento hormonal cuesta mucho. Y no sabemos si realmente llegará al primer equipo.

Leo, sin querer, escuchó parte de la conversación. No dijo nada. Pero esa noche, en su habitación, lloró. Por primera vez, pensó en dejarlo todo. En volver a Rosario. En olvidarse del sueño.

Pero entonces pasó algo quecambió su destino.

Un hombre llamado Josep Guardiola, exjugador del Barça, por aquel entonces iniciándose como entrenador, pasó a ver un partido entre juveniles. Allí, en medio del campo, había un chico con el número 10, bajito, de mirada tímida… pero con una zurda mágica.

Guardiola quedó paralizado.

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—¿Quién es ese?

—Messi —le respondió un técnico—. El chico del que muchos quieren deshacerse.

Pep no lo podía creer.

—¿Deshacerse de él? Si este niño sigue así, será el mejor del mundo.

>Esa misma noche, Guardiola escribió una carta al club, pidiendo personalmente que no dejen ir a Messi, que lo apoyen, que lo cuiden. No tenía aún poder de decisión, pero su voz comenzaba a tener peso en la estructura del club.

La carta llegó a manos de Joan Laporta, que en 2003 había sido elegido como nuevo presidente del Barça. Laporta, joven y ambicioso, quería construir un equipo alrededor del talento, y no de las estrellas de marketing.

Después de leer la carta de Guardiola, pidió ver a Messi jugar con sus propios ojos.

Una tarde, Laporta asistió a un entrenamiento de los juveniles. Bastaron 10 minutos. Messi recibía el balón, se giraba, dejaba atrás a 3, 4 defensores con una facilidad asombrosa.

—Este chico… —susurró Laporta—. No podemos dejarlo ir.

Y así fue como una decisión de último minuto salvó la historia de Messi en Barcelona.

A partir de ese momento, el club aceleró su desarrollo, aumentó su apoyo al tratamiento, y lo integró en más partidos con los mayores. En 2004, debutó oficialmente con el primer equipo. Tenía solo 17 años.

Los entrenadores no podían creer lo que veían. Ronaldinho, la estrella brasileña del momento, decía:

—Este chico va a ser más grande que yo.

Y no se equivocaba.

img src=”https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ4-CvL8KGqepREXj0_xLJtAJuAz1J41E11tQ&s” alt=”Messi fue el protagonista de la goleada 4-0 del reestructurado “Barsa” de Koeman” />

Lo demás es historia: 17 temporadas con el primer equipo del Barça, 672 goles, 10 Ligas, 4 Champions, 7 Balones de Oro ganados como jugador culé.

Pero lo que pocos saben es que estuvo a punto de no suceder nunca.

Messi lo recordó años después, en una entrevista:

—Hubo un momento en que creí que mi historia en el Barça había terminado antes de empezar. Pero algo, o alguien, decidió darme una oportunidad más.

En su biografía, Messi escribe una frase que muchos subrayan:

>“A veces, solo se necesita una persona que crea en ti cuando los demás dudan. En mi caso, fueron Guardiola, Laporta… y la pelota.”

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Hoy, cuando los niños visitan el museo del Barça y ven las vitrinas llenas de trofeos, hay una zona especial dedicada a aquella servilleta de 2000. Pero lo que no se expone, aunque vive en la memoria de quienes estuvieron allí, es esa lista de recortes en la que, por poco, Messi fue tachado del futuro del club.

Y así, entre dudas, lágrimas, talento y destino, nació una leyenda. Porque el fútbol, como la vida, a veces se define por un instante, una decisión, una mirada.

Barcelona estuvo a punto de despedir a Messi…
Pero algo, algo cambió su destino.