El presentador Pablo Motos llora tras recibir un emotivo mensaje de Lionel Messi | HO

La noche prometía ser una más en el plató de El Hormiguero, con la sala llena, el público expectante y la atmósfera ligera que caracteriza al programa de Pablo Motos. Sin embargo, nada hacía presagiar que esa velada se convertiría en uno de los momentos más emotivos y sinceros de la televisión española, gracias a una confesión inesperada de Lionel Messi que terminó por conmover hasta las lágrimas al propio presentador.

Todo comenzó con la habitual entrada de Messi al escenario. Vestido con sencillez —jeans oscuros, camiseta negra y una chaqueta discreta—, el astro argentino fue recibido con una ovación. Pablo Motos, con su característica calidez, lo presentó no solo como una leyenda del fútbol, sino como “la prueba viviente de la humildad verdadera”. Lo que parecía una entrevista más sobre fútbol, anécdotas y bromas, pronto tomó un giro completamente distinto.

Desde el primer instante, Messi se mostró diferente. Agradeció al público, confesó sentirse siempre sorprendido por ese tipo de recibimientos y, casi en voz baja, admitió: “Solo soy un tipo que intenta hacer lo correcto”. Pablo, sonriendo, le respondió: “Eso es exactamente lo que te hace especial”.

La conversación fluyó hacia temas más profundos. Motos resaltó la humildad de Messi, sus gestos fuera de cámaras, como ayudar al personal del club o visitar hospitales sin buscar notoriedad. Messi, con sencillez, respondió: “No lo veo como algo heroico, simplemente es lo correcto”. Para él, la bondad y la humanidad son más importantes que los trofeos: “Todos estamos pasando por algo. A veces el gesto más pequeño puede cambiarle el día a alguien”.

El ambiente en el plató se volvió íntimo. Pablo, visiblemente emocionado, tocó la pulsera trenzada que llevaba en la muñeca, un objeto con gran valor sentimental para él. Fue entonces cuando Messi, con una seriedad poco habitual, preguntó: “¿Puedo contarte algo que nunca he dicho en público?”. El público contuvo la respiración, y las luces del estudio se atenuaron ligeramente.

Messi relató un episodio muy personal, una época oscura en su vida en la que, según sus palabras, “no podía moverme, no comía, no dormía, ni siquiera estaba seguro de querer seguir aquí”. En medio de ese vacío, una noche, buscando distraerse con el móvil, encontró un video de Pablo Motos hablando sobre el propósito y el dolor. “No fue solo lo que dijiste, sino cómo lo dijiste”, confesó Messi, “como si lo hubieras vivido”. Aquellas palabras, acompañadas por la imagen de la pulsera de Pablo, se convirtieron en un faro de esperanza para él.

“Vi ese video tres veces”, continuó Messi, “y a la mañana siguiente, por primera vez en semanas, me levanté de la cama”. El futbolista admitió que nunca antes había compartido esa historia, pero sentía que debía hacerlo esa noche, frente a Pablo y al público. El presentador, completamente conmovido, apenas pudo pronunciar palabra. Messi insistió: “No tienes que decir nada, ya lo dijiste hace años”.

El relato de Messi tocó a todos en el plató. Habló de la pérdida de su abuela, de momentos de soledad, de cómo el duelo a veces es tan silencioso que uno olvida que sigue vivo. “Seguí trabajando, seguí jugando partidos, porque es más fácil desaparecer detrás de un personaje que ser tú mismo cuando estás roto”, confesó. Pablo, mientras tanto, no soltaba su pulsera, consciente de la profundidad del momento.

Messi continuó: “El ruido exterior no podía silenciar lo que había dentro de mí, y una noche ese silencio casi ganó”. Fue entonces cuando encontró el video de Pablo, y sus palabras —“Si aún respiras es porque todavía no has terminado”— le dieron la fuerza para seguir adelante. “Por primera vez en mucho tiempo, me sentí visto”, dijo Messi, “y eso fue suficiente para moverme”.

El público permanecía en completo silencio, algunos con lágrimas en los ojos, otros simplemente absortos. Messi miró a Pablo y le dijo: “Tú crees que solo hablas, pero en realidad estás testificando. No siempre Dios elige a los que están preparados; a veces prepara a quienes elige”. Pablo, con la voz rota por la emoción, apenas pudo responder. Messi añadió: “Tú dijiste que Dios utiliza a personas comunes para hacer cosas extraordinarias. Tal vez, sin saberlo, estabas cambiando vidas”.

El momento alcanzó su punto más emotivo cuando Messi, con una mezcla de gratitud y reverencia, le dijo a Pablo: “Tú pensabas que solo hacías reír, pero estabas tocando corazones, estabas salvando vidas, estabas llevando luz. Eres un guía, Pablo, solo que llevas traje en vez de sotana”. Las lágrimas de Pablo fluyeron libremente, sin vergüenza, mientras el público guardaba un silencio casi sagrado.

Messi remató con una frase que dejó a todos sin aliento: “Salvaste mi vida”. Por un instante, el tiempo pareció detenerse en el plató. Pablo, completamente superado por la emoción, se cubrió el rostro con las manos, mientras Messi lo miraba con ternura.

Este intercambio, lejos de ser un simple momento televisivo, se convirtió en una lección de humanidad, empatía y esperanza. Messi, la estrella global, mostró su lado más vulnerable y agradecido, reconociendo el impacto que una sola persona, con palabras sinceras y un gesto aparentemente pequeño, puede tener en la vida de otro.

La entrevista concluyó con un largo abrazo y un mensaje que resonará mucho después de que las cámaras se apaguen: a veces, lo que más necesitamos no es un héroe, sino alguien que nos recuerde que seguimos siendo vistos, que importamos, incluso en nuestros peores momentos.

Así, en una noche inolvidable, Pablo Motos no solo recibió el agradecimiento de Messi, sino que fue testigo del poder transformador de la empatía y la palabra. Un recordatorio de que, detrás de cada figura pública, hay una historia de lucha, dolor y esperanza, y que todos, incluso los más grandes, necesitan a veces una luz que los guíe en la oscuridad.