Lamine Yamal faltó al respeto al Rey de España durante la Copa del Rey, ¡lo que hizo chocó a todos! | HO

Redacción | Sevilla, 2025

La final de la Copa del Rey 2025 será recordada no solo por el vibrante espectáculo futbolístico entre el FC Barcelona y el Real Madrid, sino también por un gesto inesperado y polémico que protagonizó Lamine Yamal. El joven extremo azulgrana, de apenas 17 años, se convirtió en el centro de todas las miradas tras lo que muchos consideran una falta de respeto al Rey Felipe VI durante la ceremonia de entrega de medallas. El incidente, captado por decenas de cámaras y viralizado en cuestión de minutos, ha desatado un intenso debate en todo el país y ha marcado un antes y un después en la carrera del prometedor futbolista.

Una noche mágica… hasta el protocolo

El estadio La Cartuja de Sevilla rugía con la pasión de miles de aficionados. El cielo andaluz, teñido de azul intenso, presagiaba una noche histórica. Barcelona y Real Madrid se disputaban el trofeo en un clásico que paralizaba a España. Lamine Yamal calentaba en la banda, consciente de la magnitud del momento. Sus compañeros lo miraban con admiración: pese a su juventud, el canterano se había consolidado como pieza clave en el ataque culé.

En el palco presidencial, el Rey Felipe VI, acompañado de autoridades deportivas, seguía el partido con atención. El ambiente era de máxima expectación. El pitido inicial desató la locura y, desde el primer minuto, el Barcelona impuso su ritmo. Yamal, eléctrico por la banda, provocaba el caos en la defensa blanca, ganándose la ovación de los seguidores blaugranas.

En el minuto 23, Lamine recibió el balón en la frontal, recortó hacia dentro y disparó de zurda. Golazo. El estadio explotó de júbilo. El joven corrió hacia la esquina, se deslizó de rodillas y fue abrazado por sus compañeros. En el palco, el Rey aplaudía con mesura, mientras los flashes de las cámaras capturaban cada gesto.

El Madrid empató antes del descanso, pero Yamal seguía imparable. Tras una segunda parte de infarto y una prórroga agónica, el Barça se llevó el título con un gol colectivo en el minuto 115. La explosión de alegría fue total. Yamal, con lágrimas en los ojos, sabía que acababa de escribir su nombre en la historia del club.

El vestuario: euforia y advertencias

En los vestuarios, la fiesta era desbordante. Champán, música y gritos de alegría llenaban el ambiente. Lamine, sentado en un rincón, observaba la escena con una sonrisa radiante. Raphinha se acercó con dos pares de gafas de sol, uno de ellos con el escudo del Barça. “Toma, crack, para la foto histórica”, bromeó. “¿En serio vamos a salir así?”, preguntó Lamine entre risas. “Claro, somos campeones, podemos hacer lo que queramos”, respondió el brasileño.

Pedri intervino: “Oye, Lamine, que luego nos toca saludar al Rey, no te pases, eh”. “Tranquilo, tío, séme”, contestó el extremo, probándose las gafas. Fuera, los operarios montaban el podio y preparaban el trofeo. El capitán Ter Stegen reunió al equipo: “Disfrutad, pero mantened la compostura. Hay millones de personas viéndonos”. Xavi añadió: “Representamos al club, celebrad pero con respeto”.

A sus 17 años, Lamine acababa de ganar su primera Copa del Rey siendo figura del partido. La megafonía anunció el inicio de la ceremonia. Lamine se ajustó las gafas de sol, sin imaginar que ese gesto desataría una tormenta mediática.

El gesto que lo cambió todo

La noche andaluza envolvía el estadio mientras los focos iluminaban el césped. Los jugadores del Real Madrid, cabizbajos pero dignos, recibían sus medallas de subcampeones de manos del Rey Felipe VI. El Barcelona esperaba su turno. Lamine, con sus gafas de sol puestas y otras colgando del cuello, bromeaba con Gavi y Balde.

“Lamine, quítate las gafas”, susurró Ter Stegen al pasar por su lado. “Déjale, está disfrutando”, intervino Lewandowski con una sonrisa. La fila avanzaba. Cuando llegó el turno de Lamine, el ambiente cambió. El joven, aún con las gafas puestas, se aproximó al monarca con paso decidido.

Felipe VI extendió su mano con solemnidad. Lo que ocurrió después quedó grabado para la posteridad. En lugar del tradicional apretón de manos, Lamine chocó la mano del Rey en un gesto informal, propio de un saludo entre amigos. “¿Qué pasa, tío? ¡Vamos!”, exclamó Lamine, desbordado por la euforia juvenil. El Rey, visiblemente sorprendido, mantuvo la compostura y esbozó una media sonrisa. Los miembros del protocolo intercambiaron miradas de alarma. Las cámaras captaron cada detalle: las gafas, el saludo, la expresión desconcertada del monarca.

Pedri, que venía detrás, palideció. Xavi, desde su posición, se llevó la mano a la frente. En las gradas, un murmullo recorrió el estadio. Los periodistas tecleaban frenéticamente. Lamine, ajeno a la conmoción, continuó hacia la medalla, mientras sus compañeros lo miraban entre divertidos y preocupados. Había cruzado una línea invisible del protocolo real español.

La reacción: polémica nacional

En cuestión de minutos, las redes sociales ardían. El hashtag #YamalRey se convirtió en trending topic mundial. Los medios abrían sus informativos con el polémico saludo. En el hotel de concentración del Barça, la euforia inicial dio paso a la preocupación. Los directivos recibían llamadas de federativos, patrocinadores y aficionados divididos.

Joan Laporta, presidente del club, convocó a Lamine a una reunión de urgencia junto a Xavi y Deco. “Hijo, tu gesto con el Rey ha generado mucha polémica. Los medios están enloquecidos”, le explicó Laporta, mostrándole titulares como “Yamal falta al respeto al Rey”, “Crisis institucional por un saludo”. Lamine, pálido, balbuceó: “Yo solo estaba contento, no quise faltar al respeto a nadie”. “Lo sabemos”, intervino Xavi, “pero hay protocolos. Esto es una lección importante”.

En Madrid, el debate se intensificaba. Tertulias televisivas y columnas de opinión analizaban el gesto. Algunos defendían la espontaneidad juvenil, otros clamaban por respeto a las instituciones. La familia de Lamine recibía llamadas incesantes. “Mi hijo es un buen chico, solo estaba emocionado”, decía su madre Sheila a los periodistas.

La disculpa y el aprendizaje

La mañana siguiente, el club convocó una rueda de prensa urgente. Lamine, vestido con traje y sin gafas de sol, compareció junto a Laporta y Xavi. “Quiero pedir disculpas públicamente a Su Majestad el Rey Felipe VI y a todos los que se hayan sentido ofendidos. Nunca fue mi intención faltar al respeto”, declaró, visiblemente nervioso. Xavi intervino: “Lamine es muy joven y estaba viviendo uno de los momentos más importantes de su vida. La emoción le jugó una mala pasada”.

El Rey, conocido por su cercanía con los deportistas, restó importancia al incidente en privado. “El Rey comprende perfectamente la situación”, comunicó un portavoz de la Casa Real a la directiva azulgrana. Las disculpas de Lamine fueron bien recibidas por la mayoría. Los hashtags comenzaron a cambiar: #MiApoyoALamine se hizo tendencia.

En el vestuario, los veteranos aprovecharon para dar una lección sobre la importancia de representar al club. “Todos hemos sido jóvenes. Lo importante es aprender”, sentenció Busquets. Lamine agradeció el apoyo. La tormenta amainaba, pero la experiencia lo había marcado profundamente.

Reflexión final

La final de la Copa del Rey 2025 quedará grabada no solo por el fútbol, sino por una lección de vida. Lamine Yamal aprendió que la grandeza no solo se mide en goles, sino en la capacidad de reconocer los errores y afrontarlos con humildad. El trofeo ya descansa en las vitrinas del Camp Nou, testigo de una noche inolvidable en la que un joven de 17 años creció, no solo como futbolista, sino como persona.

¿Y tú qué opinas? ¿Fue un gesto irrespetuoso o una muestra de la espontaneidad juvenil? Déjanos tu comentario y sigue nuestro canal para más historias como esta.