Era una tarde como cualquier otra en los platós de televisión. Pero, para Isabel Rábago, algo había colmado ya su paciencia. En escena se respiraba tensión, rumores y susurros. Y cuando uno de esos rumores implicaba a Rocío Carrasco, Terelu Campos y Carlo Costanzia, la colaboradora no pudo contener más su explosión.

La chispa: ¿qué dijo Rocío Carrasco sobre Carlo Costanzia?

Poco antes de que todo estallara, Rocío Carrasco pronunció una frase que rápidamente fue recogida por la prensa. En una entrevista, al ser preguntada acerca de Carlo Costanzia, padre del hijo que espera Alejandra Rubio —hija de Terelu Campos—, Carrasco confesó: “Sí, lo conozco, pero no lo he tratado mucho”. Lo que parecía una declaración corriente cargó con implicaciones inesperadas.

“Él es primo de unas niñas a las que quiero muchísimo, las hijas de Kiko Matamoros”, añadió Rocío, revelando así conexiones familiares que nadie había tenido en cuenta. Esa mención sembró la curiosidad de los medios: ¿qué significa para Terelu Campos, Alejandra Rubio y el entorno de Carrasco este vínculo íntimo?

Esa misma relación familiar fue usada después como pista por algunos medios para insinuar favores, influencias o presuntas alianzas — aunque, oficialmente, Carrasco se limitó a decir que no lo había tratado mucho. Esa sutileza, sin embargo, resultó ser el detonante para Isabel Rábago.

¿Por qué explota Isabel Rábago?

Isabel Rábago no es solo periodista, es también abogada, colaboradora de platós y alguien que ha tomado posiciones públicas claras. En varias ocasiones ha mostrado su total apoyo a Rocío Carrasco, especialmente tras la emisión de Rocío, contar la verdad para seguir viva”, el documental que sacó a la luz denuncias de Carrasco sobre su exesposo Antonio David Flores.

Pero algo cambió. Las insinuaciones sobre la relación de Carrasco con Costanzia, la manera en que ciertos medios relacionan a Terelu Campos (y a Alejandra Rubio) con esa conexión, hicieron que Rábago se sintiera obligada a defender públicamente a su amiga. Y lo hizo con fuerza.

En un programa reciente, Rábago habló sin filtros:

No es justo que se ponga en cuestión la verdad de Rocío por afirmaciones que solo buscan generar titulares. Que se diga que ella ‘no la conoce mucho’ como si eso implicara algo malo, como si no fuera suficiente su propio testimonio…”

Y siguió: “No voy a permitir que la anonimidad de las conexiones familiares se convierta en arma para difamar, insinuar sin pruebas, para sembrar dudas”.

El enfrentamiento con Terelu Campos

Terelu Campos, claro está, es una de las figuras centrales en esta historia. Como madre de Alejandra Rubio y con sus propias historias mediáticas, aparece implicada en las especulaciones que rodean a Carlo Costanzia. Cuando se supo que Alejandra espera un hijo de Costanzia, los medios no tardaron en resaltar que Rocío Carrasco lo conoce, aunque “poco”, y que Costanzia está ligado por parentesco lejano con una figura cercana a Carrasco (las hijas de Kiko Matamoros). Esa mezcla de vínculos personales, prensa rosa y curiosidad pública creó un caldo de cultivo perfecto para la polémica.

Isabel Rábago, desde su papel de defensora de Carrasco, acusó a algunos comentaristas de:

Manipular las declaraciones de Rocío para crear polémica.

Cuestionar la “veracidad” o la “autenticidad” del testimonio de Carrasco basándose en relaciones familiares difusas que no aportan juicio moral ni legal.

Hacer hipótesis dañinas sin confirmaciones, solo con el fin de atraer audiencia.

A Terelu Campos la defendió Rábago implícitamente cuando señaló que ninguna madre debería estar “en medio de titulares que la ponen como algo más allá de lo que ha dicho o no ha dicho”. Pero lo que más molestó a Rábago fue que algunas críticas implicaran que Carrasco busca “favores” o “trato preferencial” gracias a esos vínculos familiares.

¿Qué papel juega Carlo Costanzia?

Carlo Costanzia aparece como actor secundario pero simbólico en este drama mediático. No es el centro del conflicto, pero se convierte en eje de las especulaciones: padre del bebé de Alejandra Rubio, con conexiones familiares con personajes muy sonados del entorno del famoseo en España.

Rábago reprocha que se use su nombre para alimentar teorías sobre comisiones implícitas, relaciones privilegiadas o influencias mediáticas. Porque, según Rábago, esa es una forma de “economía de rumores” que no respeta la dignidad de quienes, como Rocío, ya han sido juzgados (a veces sin pruebas) públicamente.

Y entonces llegó el momento en que Isabel Rábago “explotó”. Fue en plató, ante cámaras, ante compañeros. No fue un ataque directo contra Terelu útimamente, ni contra Costanzia per se, sino contra el mecanismo mediático que convierte conexiones personales en acusaciones implícitas.

Dijo cosas como:

Que nadie me venga a decir que Rocío no tiene derecho a su voz, porque su voz ha sido silenciada mucho tiempo”.

El simple hecho de insinuar que alguien está pactando algo, que tiene ventajas por amistad, cuando solo hay nombres mezclados de primos, de conocidos, lo encuentro reprochable”.

Se perdió la medida: ya no se trata de información, se trata de espectáculo, y en ese espectáculo hay víctimas”.

Fue un monólogo entrecortado, con momentos de rabia, otros de dolor, y un claro mensaje: basta ya de usar a las personas como fichas en los titulares.

Consecuencias inmediatas

Las redes no tardaron en encenderse. Seguidamente se viralizó un fragmento en el que Rábago avala la idea de que Carrasco merece ser escuchada, respetada, sin juicios anticipados. Muchos seguidores la apoyaron: “Rábago tiene razón”, “ya basta de especulaciones”, “que se respete la intimidad”. Otros, en cambio, criticaron su defensa, diciendo que ella también participa del juego mediático al comentarlo.

Terelu Campos, por su parte, no emitió declaraciones rotundas públicamente; prefirió mantener un perfil bajo, aunque sus cercanos dijeron que se sentían perjudicados por algunas insinuaciones. Algo similar ocurrió con Carlo Costanzia: ni él ni su entorno han emitido confirmaciones o negaciones explícitas aparte de lo que ya se ha dicho públicamente (es decir, conocer pero no tratar mucho, conexión familiar lejana, etc.).

Reflexiones finales

Al mirar hacia atrás, la explosión de Isabel Rábago contra Terelu Campos y Carlo Costanzia no es solo un episodio de televisión. Es una muestra de cómo los medios mezclan lo personal con lo público, lo íntimo con lo mediático. De cómo una palabra suelta, una referencia familiar, puede transformarse en acusación implícita, en especulación perjudicial.

Isabel Rábago, en este momento, parece representar una voz de defensa de Carrasco, pero también una advertencia: que en el periodismo del corazón hay límites que no deberían traspasarse simplemente por abrir espacio en los titulares.

Porque al final, lo que está en juego no es sólo la fama o el escándalo, sino la dignidad de personas reales, sus historias, sus verdades. Y eso —eso es lo que, según Rábago— debería tener siempre más peso que cualquier rumor.