La Casa Real española vuelve a estar en el centro del huracán. Pero esta vez no se trata de una filtración, ni de una foto incómoda, ni de las eternas sombras que rodean al emérito. Esta vez, la noticia la dio uno de los periodistas más veteranos, más polémicos y —aunque duela admitirlo— mejor informados del país: Jaime Peñafiel. A sus más de noventa años, con su voz pausada y mirada crítica, soltó en directo una frase que heló los corazones de los fieles a la monarquía española:

Lo siento por decirlo, pero Letizia y Felipe están más solos que nunca. Y esto no es solo en España. Las demás monarquías europeas han empezado a distanciarse.”

Las palabras cayeron como un jarro de agua helada en el plató y, como era de esperar, también en Palacio. Porque cuando Peñafiel habla —aunque muchos lo tachen de anticuado o vengativo—,los cimientos de Zarzuela tiemblan.

Una frase, una tormenta

El escenario fue un programa especial de crónica social, emitido en prime time. Peñafiel había sido invitado para hablar, una vez más, del papel de la reina Letizia en el seno de la familia real. Nada nuevo, al principio. Pero lo que nadie esperaba era que el veterano periodista soltara una información tan cruda, tan directa y tan preocupante.

“A estas alturas, no me callo nada”, dijo, mirando fijamente a cámara—“Y os lo digo con pruebas, con fuentes reales de palacios europeos:los reyes de España están perdiendo apoyos internacionales. Los nórdicos no quieren fotos. Los británicos los han dejado fuera de algunas cenas diplomáticas. Y en Mónaco, ni se les espera.”

Los tertulianos se quedaron sin palabras. El presentador tragó saliva.

Letizia, en el punto de mira (otra vez)

Si hay alguien que ha tenido que cargar con titulares durante los últimos años, ha sido ella: la reina Letizia. Periodista de formación, firme, moderna, crítica, y para muchos, demasiado distinta del molde clásico de reina consorte. Sus decisiones —algunas valientes, otras polémicas— han generado una división tanto dentro como fuera de España.

Peñafiel no lo ocultó:

—”Las casas reales europeas son muy conservadoras, y aunque respetan la modernidad, no les gusta el ruido, no les gusta el conflicto. Y Letizia, nos guste o no, ha generado más de un terremoto mediático.“

La frase iba con veneno. Pero no era nueva. Lo nuevo era lo que venía después.

Felipe se está quedando solo”

Según el periodista, el rey Felipe VI, pese a su carácter conciliador y su imagen pública respetada,está pagando el precio de los escándalos familiares y del creciente aislamiento institucional.

—“Felipe ha intentado salvar la Corona desde dentro, limpiando, alejándose del padre, acercándose al pueblo… pero Europa es otra cosa. Las monarquías se comunican entre ellas, comparten actos, cenas, visitas de Estado. Y ahora mismo,España no está en la lista de los favoritos.”

Peñafiel hablaba con gravedad. No se trataba de una exclusiva frívola. Era, según él,una preocupación diplomática real.

La soledad de los reyes en eventos internacionales

Los datos son claros. En los últimos dos años, los reyes Felipe y Letizia han estado notablemente ausentes en actos compartidos con otras casas reales, especialmente en bodas, bautizos, conmemoraciones o funerales de Estado.

— En la coronación de Carlos III, su presencia fue breve y discreta.— En la boda del heredero de Noruega, no hubo representación española.— En el funeral de Constantino de Grecia, Letizia ni siquiera asistió, pese a los lazos familiares.

¿Casualidad? ¿Problemas de agenda? ¿O algo más?

Peñafiel fue directo:

—“No es agenda. Es distancia. Es un frío diplomático que se siente. Y nadie en Zarzuela se atreve a decirlo en voz alta, pero lo saben.”

La figura de Leonor: ¿esperanza o presión?

En medio de este panorama sombrío, muchos ponen su fe en la princesa Leonor, que ha ganado admiración por su comportamiento impecable, su formación militar, su sobriedad. Pero Peñafiel lo ve con escepticismo:

—“Leonor es educada, inteligente, preparada… pero lleva el peso de una monarquía fracturada. Y si sus padres no logran restaurar puentes internacionales, ella heredará un trono débil, aislado.”

Estas palabras, más que una crítica, sonaron como una advertencia.

Zarzuela guarda silencio (por ahora)

Tras la emisión, ningún portavoz oficial de la Casa Real respondió directamente a las declaraciones de Peñafiel. No lo hacen nunca, ni siquiera cuando las acusaciones rozan lo personal. Pero en los pasillos del periodismo se rumorea que la tensión en palacio era real.

—“No les hizo ninguna gracia,” comentó una periodista cercana a Zarzuela. “Pero tampoco pueden desmentirlo, porque parte de lo que dice Peñafiel…es verdad.”

Las demás monarquías: ¿rechazo o prudencia?

En cuanto a las otras casas reales europeas, la realidad es queel protocolo impide declaraciones públicas directas sobre estas cuestiones. Pero el lenguaje diplomático es sutil, y a veces, más claro que mil palabras.

— Las ausencias. Las no invitaciones.— Las distancias en las fotos.— La frialdad en los comunicados.

Todo eso, dicen los expertos, habla de una relación que ya no es tan fluida como hace una década. Y aunque Felipe VI ha hecho esfuerzos por mantener puentes, el entorno de Letizia sigue siendo visto con recelo por muchas casas reales.

Un cierre cargado de gravedad

Peñafiel cerró su intervención con una frase que quedó flotando en el aire del plató como una niebla espesa:

Si Letizia y Felipe no recuperan el respeto y el apoyo de sus iguales en Europa, la Corona española se quedará sin aliados. Y una monarquía sin aliados, es una monarquía en peligro.”

Las cámaras se apagaron. Pero el eco de esas palabras sigue retumbando.

Reflexión final

No es la primera vez queJaime Peñafiel lanza una advertencia sobre el rumbo de la monarquía española. Pero esta vez, lo que impacta no es el tono, sino la crudeza de los hechos que expone: la soledad institucional, el desgaste diplomático, el aislamiento real.

Y en medio de todo, una reina que divide, un rey que lucha por mantener la corona a flote… y una heredera que crecerá con la sombra de todo esto sobre sus hombros.

España mira a su monarquía con incertidumbre.Europa, con distancia.Y Jaime Peñafiel, con la experiencia de quien ha visto muchas coronas caer, vuelve a encender las alarmas.