Cuando crees que ya has visto todo en el mundo del corazón —las peleas, las reconciliaciones, los escándalos televisivos— aparece un nuevo episodio que prende fuego a los titulares. Esta vez el blanco es Belén Esteban, y las acusaciones llegan desde un nombre poco habitual en el mundo rosa:Federico Jiménez Losantos. La excusa: Andrea Janeiro y Jesulín de Ubrique. En medio: reproches, filtraciones, venganzas mediáticas. Aquí te cuento cómo se tejió la historia de “hundir” a Belén en un choque inesperado de mundos mediáticos.

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El escenario: crónica social y periodismo combativo

Belén Esteban es una de las figuras más reconocibles de la tele basurilla, la crónica rosa, la tele‑saturación. Su vida, sus romances, sus heridas este o aquel día han sido públicamente narradas. Con ella se ha jugado siempre entre el cariño de sus seguidores y la crítica de quienes la ven excesiva, emotiva, intensa.

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Federico Jiménez Losantos, por su parte, es un periodista de línea dura, de voz en radio y discursos contundentes, no acostumbrado al mundo rosa, más bien a la política, a la polémica, al enfrentamiento. Que alguien como él dirija sus armas hacia Belén, mezcla dos universos que raramente se cruzan de forma tan directa.

Que Losantos hable de Belén no es habitual. Que lo haga por su hija Andrea y su ex pareja Jesulín, menos aún. Pero las aguas se movieron de tal modo que hoy se cuenta que Belén ha sido “hundida” por esa señal.

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El detonante: Andrea Janeiro, su silencio, su padre

En los últimos años, Belén Esteban ha manifestado con vehemencia su dolor por lo que considera abandono o falta de compromiso de Jesulín de Ubrique hacia Andrea Janeiro. Le ha reprochado públicamente que no la llame, que no pregunte por ella en momentos difíciles, que no reconozca su existencia con equidad frente a sus otros hijos.

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En ese contexto, las acusaciones que podrían surgir contra Belén tienen terreno fértil: cuando la madre protege, cuando el ex se aparta, cuando la hija elige silencio, cualquier observador duro puede acusar manipulaciones, silencios convenientemente articulados, versiones sesgadas.

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Se dice que Jiménez Losantos —o sus comentaristas en sus espacios mediáticos— habría aludido a que Belén «exagera» su victimismo, que construye una narrativa dolorosa que convenientemente la pone como víctima permanente de Jesulín, mientras omite sus propias decisiones, sus silencios y sus intereses mediáticos. Según rumores que corren en tertulias, Losantos habría dicho que “Belén vende su dolor para mantenerse en focos, para que se hable de ella” y que esa narrativa le sirve para revivir enfrentamientos constantes, para tener tema, para alimentar su presencia televisiva.

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No se ha encontrado una cita exacta pública y confirmada de Jiménez Losantos afirmando esto directamente sobre Andrea/Juélín/Belén, al menos en lo consultado, pero sí circulan versiones en medios rosa de que es un ataque verbal latente. (Ninguna fuente fidedigna lo confirma al cien por cien en lo que revisé.)

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La embestida mediática: cómo se hunde a alguien en palabras

Hundir” no significa necesariamente destruir, pero sí socavar la credibilidad, erosionar la imagen, cuestionar los motivos.

Los pasos suelen ser los siguientes:

Sembrar dudaPrimero aparece una insinuación: “Dicen que Belén exagera su sufrimiento”, “¿qué interés tiene ella en mantener estos conflictos?”, “¿hasta dónde protege realmente a Andrea y hasta dónde actúa por exposición?”

 

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Referencias cruzadas
Se traen ejemplos de incoherencias suyas: lo que dijo hace años vs. lo que dice ahora, lo que criticó vs. lo que hace, lo que calló vs. lo que exige. Es decir, mostrar que sus palabras no siempre coinciden con sus actos.
En redes, colaboraciones, se resalta que Belén ha dicho que bloqueó a Jesulín, que ya no quiere tener relación, que no hay posibilidad de contacto. También que ha explosiones públicas sobre regalos que Jesulín sí le hizo a otros hijos y no le hizo a Andrea.

 

Ningú esperava la reacció de Belén Esteban a l'última cosa de Jesulín de Ubrique

Uso comparativo con figuras “más neutrales”Jiménez Losantos podría compararla con figuras que “no usan el dolor como bandera”, sugerir que otros padres tampoco predican con todo lo que reprochan, etc. Esa comparación busca diluir la singularidad del reclamo de Belén y relativizar su posición moral.

Amplificación mediáticaEl rumor o la crítica se replica en tertulias, programas de farándula, blogs. Se convierte en tema: “Losantos ataca a Belén”, “Belén bajo fuego mediático inesperado”, “¿Qué dice Andrea de esto?” La exposición obliga a Belén a responder, a agarrarse fuerte, y muchas veces responder debilita (si dice poco) o la expone (si dice mucho).

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Reacción y desgasteBelén, en su reacción, puede mostrar ira, dolor, gritos, emociones intensas. Eso para algunos refuerza que su sensibilidad la domina en exceso; para sus seguidores, le da autenticidad. Pero el ataque inicial ya dejó huella: que alguien con otra legitimidad mediática la cuestione la obliga a defenderse públicamente, distrayendo su narrativa principal.

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Así, se construye un “hundimiento simbólico”: no es muerte mediática, pero sí un dolor en la reputación, una disminución del crédito en algunos sectores del público.

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Cómo reacciona Belén: el grito, la defensa, la madre dolida

Belén no es de las que guarda silencios largos. Cuando siente que la atacan en lo más sensible —a su hija, a su dolor, a su historia— responde con fuerza. En platós, redes, notas con tono de denuncia. En ocasiones, pide respeto, exige que no se diga lo que no se sabe.

Las reacciones que podría tener —y algunas ya han ocurrido en conflictos similares—:

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Llamar hipócritas a quienes la critican por sufrir o llorar.

Recordar que nadie está en sus zapatos: que hablar desde fuera es fácil, pero vivir la historia es otra cosa.

Exponer públicamente testimonios, fechas, frases, documentos o recortes que respalden su versión.

Ningú esperava la reacció de Belén Esteban a l'última cosa de Jesulín de Ubrique
Negar versiones que se le imputan, desmentir afirmaciones que la acusen de manipular el dolor.

Pedir que ese tipo de ataques no sean hacia Andrea, que la menor no sufra por la lucha de los adultos.

Jesulín de Ubrique tiene un problema tras ofender al entorno de Andrea Janeiro
Cuando Belén critica a Jesulín en programas, lo hace con frases directas: “No tengo que callar, él es muy cobarde”, “Si te cuento lo que sé, no me lo creerían, pero lo sé”, “Estás vendiendo una imagen de padre ejemplar que no corresponde con la realidad”. Esa vehemencia también la vuelve objetivo doble: defenderte tiene su coste.

La demoledora sentencia de Andrea Janeiro a su padre Jesulín de Ubrique con este elocuente mensaje

Andrea Janeiro: el elemento más vulnerable

En esta trama, Andrea es la zona frágil, el blanco de los reproches constantes, el motivo emocional del conflicto. Belén la intenta proteger, aunque muchas veces Andrea aparece por necesidad narrativa: “Es que no me llama”, “Es que no se preocupa”, “Ni cumpleaños ni felicitaciones”.

Humberto Janeiro cuenta cómo es la relación de Jesulín de Ubrique con su hija Andrea Janeiro

Las críticas de Losantos o imitadores podrían apuntar que Belén “usa” a Andrea como argumento de autoridad emocional, que le da legitimidad de madre que sufre, que esa narrativa es rentable mediáticamente: dolor convertido en contenido. Esa acusación, cuando aparece, hiere profundamente, porque toca la intimidad, la maternidad.

Andreíta y Jesulín de Ubrique, expectación e ilusión por el esperado reencuentro

Y Andrea, por su parte, muchas veces guarda silencio, se aleja, decide no pronunciarse públicamente, como estrategia de defensa. Eso también deja espacio para que otros hablen por ella, proyecten versiones y acusen a Belén de control, manipulación o imposición de versiones. Esa tensión moral hace que el ataque a Belén no sea solo sobre ella, sino sobre el vínculo madre‑hija que ella cuida (aunque a su modo).

Jesulín de Ubrique se reencuentra con su hija, Andrea Janeiro

Jesulín de Ubrique: el blanco indirecto

No es solo Belén el apuntado. Al criticar las afirmaciones de Belén sobre Jesulín —su distancia, su falta de atención— Losantos (o los que lo “siguen”) pueden estar intentando posicionar a Jesulín como víctima de una narrativa injusta: que hace lo que puede, que las acusaciones exageran, que la versión de Belén no incluye sus propias limitaciones, su vida privada, sus motivos.

Se destapa lo que pasó con Jesulín de Ubrique y su hija Andrea fuera de cámaras en 'El Hormiguero'

Ese movimiento sirve para suavizar la figura de Jesulín frente al público crítico: cuestionar a Belén a la vez relativiza los reproches hacia él. Decir “ella exagera” no necesariamente exculpa toda conducta de él, pero sí compacta la narrativa para el espectador: “tal vez todo no sea tan negro como lo pinta Belén”.

Así, Belén queda aislada en su reclamo doloroso, proyectándose como acusadora única, sin contraparte creíble ante el público influido por discursos más “equilibrados” como los de Losantos.

Jesulín se reune, por fin, con sus hijas, Andrea y Julia Janeiro

La escenificación: cómo podría contarse esta caída simbólica

Para pintar la escena:

Imagina un programa de radio matutino donde Jiménez Losantos, en su espacio habitual, abre con algo como:

Hoy toca hablar de la madre del espectáculo. Belén Esteban lleva años presentando su propio drama familiar como si fuera show. Andrea Janeiro es mencionada constantemente como un trofeo emocional. ¿Cuánto de verdad y cuánto de narrativa? No estoy diciendo que no duela, pero creo que ella disfruta con que se hable de esto.”

Se destapa lo que pasó con Jesulín de Ubrique y su hija Andrea fuera de cámaras en 'El Hormiguero'

Esa frase se repite en tertulias de la tarde: “Losantos dice que Belén vive del dolor”, “Analizamos la acusación de que Belén manipula su sufrimiento para mantener protagonismo”. El título corre: Losantos hunde a Belén. Las redes vitorean al locutor “que no se mete en rosa”, acusan que Belén “exagera su rol de madre sufrida”.Humberto Janeiro cuenta cómo es la relación de Jesulín de Ubrique con su hija Andrea Janeiro

Belén oye el ruido: en su feed le llegan memes, recortes de radio, reacciones de fans que la defienden y detractores que la atacan. Sale al plató esa tarde, le preguntan. Ella respira profundo, la mirada firme:

Yo no vendo dolor, yo vivo dolor. Que se lo pregunten a mi hija si lo ve, si lo siente. No pido lástima, pido verdad.”

Las cámaras enfocan su rostro pálido, los flashes captan cada gesto de tensión. Esa aparición la asoma al borde del desgaste: responderlo todo quema, pero quedarse muda parece rendirse.

Jesulín de Ubrique se reencuentra con su hija, Andrea Janeiro

¿Quién gana, quién pierde?

En este tipo de embates mediáticos, no siempre hay un vencedor claro. Pero se mueven fichas:

Gana Losantos (o quien use ese discurso):

Quienes dudaban de la narrativa de Belén encuentran argumento.

Se destapa lo que pasó con Jesulín de Ubrique y su hija Andrea fuera de cámaras en 'El Hormiguero'
El discurso de “equilibrio” gana terreno: que no todo el dolor de ponerlo todo en público es legítimo.

Quienes la ven como personaje exagerado recibirán nueva munición para criticarla.

Jesulín de Ubrique se reencuentra con su hija, Andrea Janeiro

Gana Belén (para sus seguidores):

Que reaccione con pasión refuerza que habla desde el alma, no desde la estrategia.

Quien la ataque la convierte en víctima de una elección: entre rendirse o sostener su historia públicamente.

Puede generar solidaridad de quienes creen que nadie tiene derecho a juzgar el sufrimiento de una madre.

Andrea Janeiro vuelve a quedarse fuera de una fiesta organizada por Jesulín de Ubrique
Pierde Belén (para quienes no la apoyan):

Su imagen se percibe manipuladora, emocionalmente dependiente del conflicto.

Se debilita su credibilidad frente a audiencias más escépticas: “otra vez el drama de Belén”.

Le quitan espacio: su narrativa del dolor deja de ser central y pasa a ser cuestionada, distraída por la polémica contra ella.

Se destapa lo que pasó con Jesulín de Ubrique y su hija Andrea fuera de cámaras en 'El Hormiguero'
Pierde Losantos (o quien acuse sin base):

Si no puede demostrar acusaciones, queda como alguien que ataca sin prueba.

Puede recibir contrademandas de Belén por difamación o intromisión.

Quienes sientan simpatía por ella pueden verlo como injusto, como alguien que se mete donde no le compete.

Se desvela la conversación entre Jesulín de Ubrique y su hija Andrea Janeiro
Lecciones detrás del espectáculo

El dolor público es moneda en la crónica rosa. Quien controla su versión controla buena parte de la narrativa.

Cuando alguien habla desde la emoción (Belén) y alguien habla desde la razón del discurso (Losantos) se produce una tensión: emoción contra análisis, autenticidad contra sospecha.

Jesulín de Ubrique y Belén Esteban, enfrentados por Andrea Janeiro

Atacar a un personaje público por exagerar su sufrimiento es una estrategia peligrosa: si se acepta que alguien no puede quejarse o llorar, se limita la compasión social.

Pero también proteger que todo dolor sea válido sin cuestionamiento puede abrir paso a manipulaciones.


Al final, la audiencia juzga no solo lo que cada uno dice, sinocómo lo dice, cuándo, con intención aparente. En esa grieta se juega si Belén sale hundida o si resurge con su historia reafirmada.