Un vínculo más allá del deber

En el mundo del fútbol de élite, pocos lazos rompen el molde entre figura y guardaespaldas. Sin embargo, entre Lionel Messi y su leal escolta Yassine Cheuko, la conexión trasciende la protección física: se alimenta desde la humildad, el respeto y una relación que se siente como de familia

Cheuko, ex Navy SEAL con dominio de MMA, enfatiza que Messi no lo ve solo como un guardaespaldas, sino como “un amigo. Hablamos, reímos y compartimos personalidades” El astuto vínculo nace del trato cotidiano, de almuerzos invitado por Messi y de gestos que desmontan cualquier barrera profesional

El gesto que selló su historia

Durante un vuelo memorable tras la victoria de Messi con su octavo Balón de Oro, el jugador hizo algo excepcional: pidió a Cheuko que sostuviera el trofeo frente a su familia —y en ese instante dijo: ‘El ganador al mejor guardaespaldas del mundo es Yassine’. Este momento se convirtió en un hito íntimo, inolvidable para Cheuko, que incluso se tomó a broma como “las mejores palabras que jamás olvidaré del mejor jugador del mundo”

Con ello, Messi no solo premió su labor profesional, sino lo elevó como parte de su círculo más cercano, reforzando que lo ve como un miembro de su familia

Mateo Messi, más que una responsabilidad

Es fácil imaginar que un vínculo así influya también en la familia del futbolista. Cheuko se ha integrado de tal forma que parece natural verlo involucrado en los momentos que rodean a Mateo, el hijo menor de Messi, como si fuera su propio “hermano mayor”. En múltiples escenas cotidianas y en redes, se percibe esta cercanía casi paternal, donde el guardaespaldas asume protección afectiva, además de física.

Aunque no hay reportes directos de que Cheuko trate a Mateo como a un hijo literal, la percepción pública es clara: él cuida al niño con el mismo cariño y atención con la que velaría por su propio hermano.

Impresiones del público

En redes y medios, el afecto entre Messi y Cheuko no pasa desapercibido. Usuarios bromean y elogian esa cercanía tan humana:

When he takes the hands off of Messi’s shoulder, he’s gentle with it too” – refiriéndose a un momento espontáneo visto en video Not just a great bodyguard, but a great person…” – describiendo cómo acarició con ternura a un fan atacante que cruzó el campo

Esta calidez humana, captada por fans, refuerza la idea de que Cheuko no solo cumple su rol profesional, sino que lo hace desde la empatía y el reconocimiento de que acompaña a una familia, más allá de la celebridad.

Los límites visibles

Aunque esa cercanía ha sido aplaudida, también ha dejado ver tensiones en el rol del guardaespaldas. En abril de 2025, la MLS prohibió a Cheuko estar a pie de campo durante partidos oficiales, argumentando que no formaba parte del personal de seguridad autorizado La liga temía que su presencia y reacciones entorpecieran el marco oficial.

Y en julio de 2025, tras un incidente en un partido de Leagues Cup, se le suspendió el acceso a zonas técnicas por intervenir en una discusión entre jugadores del Inter Miami y Atlas, lo cual rebasó su rol protector

Estas medidas evidencian que, aunque su cercanía con Messi es profunda, hay límites que deben ser respetados en el entorno profesional.

Una narrativa que sigue viva

La historia de Yassine Cheuko y Mateo Messi es una de conexión humana en un mundo donde la fama suele borrar los vínculos genuinos. La narrativa que el título inspira —“Humble Messi bodyguard treats Mateo Messi like his son”— se refuerza con su vínculo con la familia, la protección cercana y el reconocimiento público.

En muchas ocasiones, Cheuko no solo acompaña a Messi físicamente, sino también en su entorno íntimo. Cuida, observa y actúa como un guardián con sensibilidad y discreción, cualidades que lo hacen más cercano a un hermano mayor que a un simple escolta.

Epílogo

En una era donde la distinción profesional y familiar se mantiene rígida, la relación entre Messi, Cheuko y Mateo rompe esquemas. Ese vínculo basado en afecto, confianza y humildad convierte momentos cotidianos en gestos extraordinarios. Y aunque la normativa imponga barreras, el lazo sigue siendo real: Leo, su familia y su guardaespaldas somos parte de una historia donde el fútbol se mezcla con la humanidad más sincera.