Esa tarde, en el plató de “Sálvame”, los focos brillaban con dureza. Las cámaras captaban las miradas que se cruzaban, los gestos contenidos y el ambiente cargado de tensión. Fue entonces cuando se encendió una chispa que nadie vio venir: Belén Esteban y Fidel Albiac, pálidos, desbordados, neutralizados frente a Carlota Corredera, explotaron… y todo por Antonio David.

Rocío Carrasco recurrirá a la sentencia contra Antonio David

La calma antes de la tormenta

Para quienes siguen el universo mediático de la crónica rosa, ya era sabido que Belén Esteban mantiene una relación de lealtades complejas con la familia Flores. Desde hace años, Belén ha defendido a Rocío Flores frente a los ataques de su madre y su entorno mediático.

Fidel Albiac, por su parte, siempre ha sido la figura silenciosa pero firme: pareja de Rocío Carrasco, apartado de la exposición constante, pero presente en las polémicas que le rodean.

Antonio David habla sobre Rocío Carrasco y su docuserie: “La veré y lo comentaré”

La hostilidad entre ambos universos no era nueva. En más de una ocasión, Belén y Fidel se han cruzado sin mediar palabra: él ignorando saludos, ella asumiendo el gesto como afrenta personal.

Pero aquella tarde algo cambió: Corría el rumor de que Corredera iba a abordar un fragmento de la guerra no contada entre Belén, Fidel y Antonio David. Se decía que se haría bajo lupa, sin escrúpulos. Y así fue.

Rocío Carrasco causa profunda sensación por cómo llama a Antonio David Flores ahora

El ataque controlado de Corredera

Carlota Corredera no es solo presentadora: desde su lugar en televisión ha ejercido como juez silenciosa de muchas batallas familiares televisedas. Se le asocia con la defensa pública de Rocío Carrasco y con cuestionamientos a quienes han sido tibios frente a ciertas narrativas.

Esa tarde, Corr­edera planteó una pregunta demoledora: ¿por qué Belén se posiciona con Antonio David, cuando él ha sido señalado por testimonios públicos contrarios a Rocío Carrasco? ¿Es coherente apoyar a alguien que ha sido denunciado mediáticamente?

Vídeo demoledor de Antonio David Flores contra Rocío Carrasco y Fidel Albiac

La sala pareció detenerse un instante. Belén, tensa delante de la cámara, tragó saliva. Fidel, a su lado, visiblemente rígido. No era un debate “ad hoc”: era una confrontación directa a las lealtades ocultas.

Las grandes mentiras de Rocío Carrasco y Fidel Albiac contra Antonio David Flores y Rocío Flores

La explosión de Belén: lealtad y dolor

Belén respiró hondo. Su voz, al principio temblorosa, ganó fuerza conforme avanzaba. “Yo tengo derecho a estar donde esté con quien esté”, dijo. “He defendido a Rocío Flores porque la conozco, la quiero”. La habitación entera contenía el aire por un momento.

Pero lo que estalló fue su frustración: recordó los silencios de otros frente a acusaciones graves, cuestionó la doble vara de medir, sugirió que algunos relatos que ella ha escuchado jamás serían tratados con la severidad con que se juzga a su círculo.

Inesperado comunicado de Rocío Carrasco contra Antonio David Flores y el gran drama de Rocío Flores

Su mirada se clavó en Corr­edera: “No voy a permitir que se cuestione mi coherencia ni mi derecho a sentir afecto”. Hubo lágrimas contenidas. Dos o tres lágrimas furtivas que descendieron sin ruido, pero con peso propio.

Su explosión no fue solo contra Corr­edera: fue contra un modelo mediático que exige lealtades absolutas, que penaliza discrepancias, que convierte las amistades en armas. Ese grito fue también ante Antonio David, cuyo nombre flotaba como detonante invisible.

Este es el motivo por el que Antonio David Flores no sienta en el banquillo a Rocío Carrasco

Fidel: el silencio que grita

Fidel Albiac, sentado a su lado, evitó un primer recuerdo. No abrió la boca cuando Belén lanzó su mensaje. Pero su cara lo decía todo: mandíbula tensa, ojos fijos, respiración contenida.

Cuando al fin le preguntaron, su voz fue baja pero segura: no iba a entrar en guerras que ya están hechas. Que no necesitaba defenderse si no había ataque. Pero su silencio había cargado más peso que mil palabras.

Antonio David negoció ir a contar en televisión la paliza de Rocío Flores a su madre que al final ha contado Rocío Carrasco

Ese momento fue símbolo: no era un aliado que se desmoronaba, sino un guardián herido que optaba por caminar con discreción. Su reacción fue como un espejo melancólico frente a la furia pública.

Antonio David, figura ausente pero latente

Aunque no estaba allí, Antonio David fue central en la trama. Belén lo defendía implícitamente, acusaba que muchos ataques a él eran desproporcionados o engañosos. Corr­edera lo implicaba sin nombrarle directamente. Fidel esquivaba, pero su postura silenciosa hablaba de un vínculo imposible de ignorar.

Una cláusula en el contrato de Rocío Carrasco y Fidel con Telecinco NO ha sido el motivo del despido inminente de Antonio David Flores

La guerra no es con él, decían, sino con su imagen, con las narrativas construidas. Pero Belén sintió el peso de esa guerra sobre su propia piel, sobre su nombre, sobre su derecho a defender lo que ama.

Ecos posteriores: redes, platós y rumor

Al día siguiente, las redes ardían. Clips del momento circularon como fragmentos de ángulos opuestos. Los fans de Belén la defendían como víctima de una emboscada; los partidarios de Corr­edera veían una clarificación necesaria. Los medios hablaron de “la tarde en que Belén se enfrentó a Corr­edera por Antonio David”.

The unexpected news from Saúl Ortiz that devastates Rocío Carrasco and Fidel Albiac - YouTube

Programas de debate sacaron el momento en loop: ¿tuvo derecho a estallar? ¿corría Corr­edera con excesiva dureza? ¿Dónde trazar los límites de la crítica?

Belén recibió apoyo y críticas. Fidel quedó envuelto en silencio mediático, pero con muchos ojos puestos en cada movimiento suyo. Corr­edera, por su lado, se mantuvo firme en la posición de que la pregunta incómoda es parte de su función.

Inesperada respuesta de Antonio David Flores contra Rocío Carrasco y Fidel Albiac

Conclusión: heridas visibles, silencios que pesan

La escena del plató no fue solo un choque entre personajes. Fue un fragmento simbólico del teatro del poder mediático, donde el afecto se juzga, la crítica se vuelve arma y el silencio pesa tanto como la palabra.


Belén explotó por Antonio David, sí, pero sobre todo explotó por su derecho a no ser cuestionada. Fidel no gritó, pero su silencio resonó como un estruendo. Corr­edera sostuvo la balanza de la inquisición televisiva. Y el público, expectante, miraba: ¿quién debe estar por encima del juicio? ¿Quién puede hablar libremente sin cargar con las consecuencias?