Imagina un plató de televisión lleno de luces, micrófonos, cámaras girando, pañuelos discretos para secar una lágrima furtiva; ese escenario es la corte mediática donde se libra una batalla silenciosa pero voraz. Y en esa arena: Carlota Corredera, Terelu Campos, Rocío Carrasco, Mar Flores… y los Costanzia. Esta es la historia (o mejor dicho, uno de los muchos capítulos) que ha desatado el estruendo mediático más reciente.

El detonante: la autobiografía de Mar Flores y un posado polémico

Mar Flores decidió romper su silencio y publicó Mar en calma, un libro en el que relata episodod de violencia de género durante su matrimonio con Carlo Costanzia padre. Un testimonio que sacude la opinión pública, que interpela silencios, complicidades y narrativas familiares.

En paralelo, sucede algo inesperado: durante su 60.º cumpleaños, Terelu Campos posa con Carlo Costanzia padre —un gesto que muchas voces interpretan como provocativo. Que él apareciera en la celebración genera polémica. Para muchos, es un posicionamiento público en medio del huracán que rodea a Mar y Costanzia.

La defensa de Terelu fue rápida: “Él está en mi vida personal”; “no tengo ni buena ni mala relación con Mar”; “esto no es mi guerra”. Pero esas palabras lejos de apaciguar la tormenta la avivaron.

Carlota Corredera irrumpe: preguntas punzantes y reproches

Desde su espacio en “No somos nadie”, Carlota Corredera lanzó una andanada contra Terelu Campos. Acusaciones que no son suaves: la llama “irresponsable” y la cuestiona severamente.

¿Qué significa eso, Terelu, que te da exactamente igual si Mar Flores fue una mujer maltratada?”
“¿Queremos borrar el dolor de las mujeres? ¿Que su dolor prescriba?”¿Qué hacemos con las amigas que tú tienes, que hace treinta años ya padecían malos tratos? ¿Hay maltratadas de primera y de segunda?”

La periodista pone en el centro el hecho de que Terelu siempre fue amiga de Rocío Carrasco —quien también sufrió denuncias de violencia años atrás—, lo que convierte el silencio o la tibieza frente al caso de Mar en pendiente resbaladiza.

Corredera también advierte: salir en prime time otorga responsabilidad; decir ciertas cosas no es trivial. Y pone fecha en el calendario mediático: “El 20 de octubre regresa Rocío Carrasco… veremos qué pasa”.

Terelu responde (con advertencia incluida)

Lejos de ceder, Terelu Campos reaccionó con firmeza. Desde “¡De Viernes!” o en declaraciones públicas, ha dejado claro que no participará como personaje en una guerra que no le pertenece.

Pero el silencio también lo ha condicionado: “Me piden silencio, yo lo cumplo; pero que no se juegue con mi silencio”, ha advertido guardando un límite. En otras palabras: si continúan las insinuaciones, podría revelarse algo que está oculto por ahora.

Terelu enfatiza que ni ella ni su hija, Alejandra Rubio, tienen nada que ver con lo que ocurrió entre Mar y Costanzia hace décadas.También ha defendido que su postura conciliadora con Costanzia padre no implica traición hacia Mar, sino que responde a sus propios vínculos personales.

Rostros cruzados: Rocío Carrasco como referencia simbólica

En este entramado de reproches, aquél que parece guiar la moral pública es el nombre de Rocío Carrasco. La amistad y sintonía entre Carrasco y Terelu son conocidas. Y son esas conexiones las que hacen de la acusación de Carlota un golpe estratégico: si Terelu fue leal a Rocío Carrasco frente al drama de Antonio David, ¿por qué ahora calla frente al relato de Mar Flores?

Cuando Carlota apunta que Terelu habla a favor de Rocío pero no de Mar, está señalando una posible incoherencia ética. Es una pregunta punzante: ¿se puede ser capital moral de unos silencios y cómplice de otros?

Costanzia en medio: conflicto familiar y jugadas mediáticas

Carlo Costanzia padre y su hijo también tienen protagonismo central en este drama. Mar acusa al primero de malos tratos; el hijo publicó declaraciones defensivas frente al libro; Terelu lo invita a su cumpleaños… todo se entrelaza en un tablero estratégico donde los lazos de sangre, lealtad y silencio juegan su juego.

Para algunos, que Terelu posara con Costanzia padre no solo fue un gesto íntimo sino también simbólico y cargado de significado frente a Mar.

Las críticas sociales y mediáticas no han tardado: muchos acusan traición, falta de coherencia o complicidad silenciosa.

El drama no termina: tensión abierta y futuros capítulos

La amenaza que Carlota lanza no es literal pero sí simbólica: al exhibir la contradicción de Terelu, la pone bajo un foco de escrutinio público. En ese juego, las cartas aún no están todas sobre la mesa.

Terelu, por su parte, ha dejado claro que no tolerará que se le manipule o se la arrastre como actriz secundaría en una trama que no escribió. La advertencia de “no juguéis con mi silencio” es una puerta abierta a una posible respuesta explosiva.

Por ahora, el escenario mediático yace en tregua tensa. Queda por ver qué dirá Rocío Carrasco al reaparecer el 20 de octubre. Queda por ver si Mar Flores responde a las defensas y reproches. Y queda observar cuáles personajes escogen hablar, callar o romper el equilibrio.

Porque en este teatro de silencios y memorias, cada palabra es una bala, cada silencio una construcción. Y quienes hoy miran desde las gradas, mañana podrían encontrarse en el centro del debate.