Era una tarde gris en Madrid, con las nubes recogiéndose sobre los tejados del palacio como presagio de secretos largamente guardados. En ese escenario, Jaime Peñafiel, cronista de la monarquía española de largo recorrido, se alzó con voz grave para lanzar un mensaje que resonaría más allá de las fronteras de España: las noticias que tenía para Letizia y Felipe no eran buenas… y tampoco lo serían para toda la institución monárquica europea.

El que avisa…

Peñafiel no es un periodista cualquiera cuando de casas reales se trata: lleva décadas observando, documentando, comentando la vida íntima de reyes y reinas, su entorno, sus luces y sombras. En sus declaraciones más recientes aseguró que el matrimonio entre Letizia Ortiz y Felipe VI está “destruido”.

Y más allá de eso, apuntó que la crisis no afecta solo a España, sino que las monarquías en Europa atraviesan un mal momento. Este es el aviso: lo que sucede en la Casa Real española podría tener eco en otras coronas.

Las verdades que incomodan

En su libro y en entrevistas, Peñafiel lanzó varias afirmaciones punzantes:

Que la reina Letizia habría sido infiel al rey, o al menos mantenido relaciones extramatrimoniales, según fuentes que él ha citado.

Que don Felipe está “desconsolado y destruido” por lo que ocurre en el matrimonio.

Que el silencio de la Corte, la prensa “cortesana y babosa”, está contribuyendo a que el problema crezca sin solución pública.

Que la reina Letizia no solo ha tenido un perfil controvertido en España, sino que “no gusta” en muchas cortes europeas por su carácter y su estilo.

Estas revelaciones suenan como campanas de alarma: no es solo un problema dentro; es un riesgo externo.

El efecto dominó en Europa

Lo que Peñafiel plantea es que la situación española no es aislada: si la monarquía más visible de Europa — la española — está en crisis, ello arroja sombras sobre otras monarquías, que también deben cuidarse de la opinión pública, los escándalos, los comportamientos personales y la modernización. En sus palabras: “Las monarquías atraviesan un mal momento”.

Imaginemos: casas reales en Dinamarca, Suecia, Bélgica… que observan lo que ocurre en Madrid y se preguntan si sus estructuras, sus protocolos, sus matrimonios, están lo suficientemente blindados.Y Peñafiel lo sabe: un escándalo en España puede desencadenar reflexiones en otros países. Las comparaciones están a la orden del día.

¿Por qué habla de noticias “tristes”?

Porque lo que revela no es esperanzador. No es una reforma decorosa o un anuncio de estabilidad. Es todo lo contrario: crisis de confianza, rumores de infidelidad, matrimonios que según él ya no funcionan, contradicciones de imagen, filtraciones de secretos íntimos. Para los reyes Letizia y Felipe, eso significa vulnerabilidad.

Para la monarquía española significa un desgaste institucional. Y para las demás monarquías europeas, significa un espejo que quizá no quieran ver, pero del que no pueden apartar la mirada.

Momentos clave en las declaraciones de Peñafiel

En diciembre de 2023, en entrevista con Catalunya Ràdio, afirmó: “La monarquía atraviesa un mal momento… El matrimonio de Felipe y Letizia está destruido, hay más cuernos”.

En julio de 2023, al asistir a un estreno, dijo sin tapujos: “Letizia ha roto a toda la familia real… Es ella la que prohíbe que don Juan Carlos vuelva a España”.

En su libro “Los silencios de Letizia”, según Peñafiel, se detalla parte de lo que él considera una trama de relaciones extramatrimoniales.

Estos momentos definen por qué habla de “noticias tristes”: no se trata de rumores insignificantes, sino de posibles grietas en la institución monárquica.

Las piezas que Peñafiel enlaza

La figura de la reina Letizia: criticada por su carácter, por cómo ejerce su papel de consorte, por la imagen pública que proyecta.

El rey Felipe VI: considerado buen hombre pero sin carácter fuerte, según Peñafiel, atrapado en una situación que no controla.

La prensa española: acusada de condescender con la Casa Real y de no investigar con rigor.El entorno internacional de la realeza: implícitamente, en peligro de ver que lo que sucede en España se refleje en otros palacios europeos.

Una historia vista como cuento de advertencia

Podemos imaginarlo como un cuento triste de realeza moderna: un rey que quería estabilidad, una consorte que impresiona pero también genera tensiones, una institución que necesitaba renovarse pero quizá subestimó las presiones internas y externas. Y un cronista veterano que dice: “Aquí hay un derrumbe”.

Las “otras monarquías europeas” aparecen en ese relato como testigos preocupados. No directamente involucradas, pero sí expuestas al contagio simbólico de lo español: si uno de nosotros se tambalea, ¿qué les hace pensar que nosotros estamos blindados?

¿Qué pasará ahora?

Peñafiel parece sugerir dos caminos posibles:

Que la crisis se convierta en algo estructural, y la monarquía española tenga que reinventarse o aceptar un cambio profundo.

Que las otras casas reales observen, hagan ajustes, refuercen su imagen, se anticipen a escándalos para evitar un efecto dominó.

Para Letizia y Felipe: la pregunta es si harán visible una estrategia de reparación, de transparencia, de renovación. Para las monarquías europeas: si seguirán siendo inmunes o tomarán nota de la advertencia desde España.

Reflexión final

Cuando Peñafiel habla de “noticias tristes”, no lo hace en tono sensacionalista: lo hace con la convicción de que lo que ocurre tras los muros de la corona española tiene implicaciones para la monarquía como institución. Que más que una familia real, es un símbolo, un contrato social. Y que cuando ese contrato se resquebraja, no solo la casa se tambalea… también el espejo que miran otros palacios.Las imágenes del rey y la reina saludando, asistiendo a actos, posando para la prensa… pueden seguir. Pero las grietas, según él, están. Y no desaparecen con un titular amable.

Por eso lo que revela Peñafiel es triste: porque anuncia horas difíciles, no celebraciones. Porque muestra que la corona, sin fuerza renovadora, sin transparencia, sin respaldo social, puede convertirse en un símbolo de pasado más que de futuro.

Epílogo: El reloj ya marca

Así que la tarde que empezó gris, termina con un reloj que parece marcar cuenta atrás. Un cronista suena la alarma: “Cuidado, mirad lo que pasa aquí, mirad lo que podría pasar allí”. Para Letizia y Felipe, el desafío es mayúsculo. Para la monarquía europea, la lección está en la ventana. Y para nosotros, los observadores, queda ver si ese reloj sigue corriendo o si alguien logra detenerlo antes de que suene la campana final.

Si quieres, puedo revisar cómo han reaccionado las otras monarquías europeas (Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Bélgica) ante este tipo de crisis o escándalos en España, y ver qué medidas han tomado para evitar algo similar. ¿Te parece bien?